Siguiendo la topografía de la Isla de Las Palomas, esta inmersión tiene una longitud de costa de unos 120 m, correspondientes a la primera cala de levante. Como su nombre indica, se trata de una de las piscinas naturales. Por su transparencia y la poca profundidad, suele verse el fondo desde el barco.
La zona de inmersión está comprendida, entre Piedra Puntilla y Piedra Campana, dos de las piedras que salen a superficie, muy conocidas por los marineros tarifeños, sobre todo por los pescadores, ya que es un lugar donde han perdido sus redes con frecuencia. Esta inmersión comprende los siguientes lugares: La Cruz Baja, El Frontón, Suspirón de la Puntilla, Tajo Peligroso, Placer de la Cantera, Castillo del Rincón de La Cantera, La Cantera, Placer de Tajo Cortado, Tajo Cortado y finalmente Piedra Campana.
Vista general de La Piscina bajo el agua.
La inmersión
El barco suele fondear en un claro de arena que se ve desde la superficie. Normalmente de color turquesa, aunque en realidad de lo que se trata es de los restos de conchas que desprenden las rocas al ser abatidas por los fuertes temporales de levante. El ancla está situado a unos 6 m de profundidad. Este lugar de fondeo es el ideal ya que, de esta forma, el barco y los buceadores están refugiados del viento y las corrientes.
La primera parte de la inmersión es relativamente fácil. Tras llegar al fondo de conchas trituradas, existen tres opciones, siempre dependiendo de la corriente: dirección norte, dirección sur o dirección este.
Hacia el norte es posiblemente la opción más divertida. Tomaremos esta opción, siempre y cuando la marea está subiendo, ya que a medida que vamos avanzando ésta suele aumentar, hasta la Piedra Puntilla, donde la creciente toma su mayor intensidad. Desde superficie, se ve la estela que deja la piedra, cuando la corriente actúa. Una vez abandonada la plataforma de La Piscina, encontraremos un cantil con fondo rocoso, que va descendiendo hasta llegar a la profundidad de -20 m. Se trata de un gran caos de bloques de dimensiones de hasta 10 m de altura. Estos bloques, que han sido desprendidos de la Isla, forman entre ellos cuevas que pueden ser visitadas por los buceadores, ya que no presentan ningún riesgo.
La zona es habitada por las escórporas, que son muy abundantes, morenas, congrios, bogavantes, algún mero, sargos en su variedades, pero es aquí, donde se nos presentan los primeros bancos de tres colas, peces muy familiares para el buceador en la Isla. A veces al final del caos de bloques, se suelen ver peces luna, que en su cotidiana visita, se colocan de forma lateral (semiacostados o tumbados) para ser desparasitados por los peces limpiadores. Una gran roca en forma de una escultura de la isla de Pascua nos delata que estamos justamente debajo de Piedra Puntilla. Rondando los 20 m si nos dejamos llevar por la marea (creciente) unos 100 m y de forma perpendicular a la Isla, llegaremos al barco sin ningún problema.
Si nos decidimos por la opción de hacer la inmersión en dirección este, lo efectuaremos sólo con reparo de marea, ya sea de bajamar o pleamar. El descenso es más suave, llegando a los 25 m, donde la arena se hace eterna, no sin antes toparnos con unos cuantos bloques con forma de proa de barco que nos avisan que vamos en dirección a las laminarias, o sea al Macetón o primeras laminarias del campo de laminarias. Durante todo el descenso hacia la arena, que será el límite, podremos apreciar centollos, que en invierno se ven emparejados y a veces en grupos de varios individuos.
En el fondo podremos ver congrios de arena. Con un poco de suerte se hacen visibles algunas pastinaca y en periodo estival y dependiendo del año, las tortugas bobas. El regreso al barco será el inverso, es decir, rumbo oeste. Los últimos bares de aire los podremos aprovechar sobre la plataforma, donde apreciaremos alguna piedra de molino que accidentalmente se les caía al agua desde La Cantera. El encuentro con las arañas, besugos y brecas es garantizado y ocasionalmente con los chocos, mulas y peces globo.
La opción dirección sur de la inmersión, ha de ser con la vaciante. Siempre es de sabios bucear en contra de la corriente, y en este caso hacia la Piedra Campana. Pocos son los bloques que encontraremos, tan solo a los -18 m. Lo más recomendable es seguir las piedras, dejando siempre la arena a la izquierda. Mucha vida bentónica sin olvidarnos de la pelágica, ya que a veces levantar la mirada hacia El Azul nos puede dar una grata sorpresa. Un pez luna, una tortuga o una gran sama, son fácilmente visibles, cuando las bogas se hacen presentes. También, sobre todo en invierno, las alcas, suelen bucear por esta zona en busca de sustento.
A unos 80 m del fondeo, siempre en dirección sur, un caos que desciende desde la Isla y una gran pared encarada al norte, nos dice que estamos en Piedra Campana. Posiblemente la pared más tupida de astroides de la Isla, precisamente por encontrarse orientada hacia el norte. Son también los 18 m de pared más roja y poblada de peces tres colas de la Isla. Sobre el fondo y en pequeñas oquedades, morenas, gambas, escórporas y pulpos, vienen a mariscar a la pared compartiendo el territorio bentónico.
La vuelta al barco si la hacemos pegados a la Isla, que es lo aconsejable, algunos nudibranquios, gusanos tubulares (espirógrafos), erizos de varios colores y de púas largas, holoturias, etc., son fácilmente visibles. Antes del ascenso a superficie es aconsejable, una vez que hemos localizado el ancla, acercarnos a la Isla y observar las gambas, las ascidias, y los briozoos, en las grietas de las paredes de la isla a -2 m.
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